jueves, 26 de julio de 2012

Aquellos amores que nunca debieron ocurrir

Cada vez que te veo o escucho algo sobre ti pienso, pienso en lo que tuvimos y nunca teníamos que haberlo tenido.
Cada duda que desprendía yo, y cada inseguridad que te despertaba a ti. Cada pregunta que tú me hacías eran como puñaladas en el corazón, no hacía más que pedirte espacio para pensar y tú seguías pensando que lo que quería era que estuvieras a mi lado.
Eso lo estropeò, admito mi culpa, pero tú también la tuviste.
La situacón es tan triste que cada vez que me acuerdo de esos tiempos no saco nada bueno, solo saco arrepentimiento, y sé que eso no es bueno. Pero espero que con el paso disminuya ese sentimiento.
A causa de eso estuve pensando que el amor no existía, que simplemente eran exageraciones de libros de adolescentes que tanto leía y tanto ansiaba sentir. Pensaba que en el amor se sentía lo mismo  que sentí por ti, y por mucho que lo sienta, ese pensamiento me repugnaba.
Al paso del tiempo vi que tenía tiempo de sobra para descubrirlo, y es lo que falló contigo, me gustabas, o simplemente me atraías, pero me enamoré del amor, y quería vivir un amor de película, de adolescentes.

Pero ese no eras tú, y hubo falsas ilusiones.
Al fin y al cabo solo era una joven que necesitaba saber lo que era ese sentimiento, y se equivocó en escoger a la persona ideal.

Siempre he dicho que nunca hay que arrepentirse de nada, pero es más facil decirlo que hacerlo.
Un consejo, tomaos las cosas con calma, nunca hay que ir demasiado deprisa.
Yo lo he aprendido a causa de este error.


No hay comentarios:

Publicar un comentario